¿Has decidido acoger a un gato en tu casa? ¡Felicidades! Además de ser animales muy cariñosos y divertidos, que harán tu vida más feliz, los gatos son mascotas limpias, no es necesario sacarlas a pasear y se adaptan muy bien a la vida en un hogar.

 

1. Pensar que un gato es como un perro

A diferencia de los perros, en estado salvaje los gatos son cazadores solitarios, y, aunque pueden formar grupos sociales integrados y con una jerarquía definida, por lo general los gatos son más independientes y menos jerárquicos que los perros.

Por lo tanto, y aunque hay gatos muchos más sumisos y cariñosos que muchos canes, si se busca una mascota extremadamente fiel y que muestre un cariño y una obediencia incondicionales conviene decantarse por un perro, para evitar decepción y frustraciones.

Por otra parte, no hay que olvidar que cuando un gato busca la compañía y el cariño de su dueño es porque realmente desea esta atención y porque se siente a gusto con él, no porque le obligue su instinto ni porque lo considere una figura de referencia, y esto es algo que valoran muy positivamente los propietarios de gatos.

2. Descuidar la educación del gato

Los gatos son mucho más complicados de educar que los perros, ya que son animales mucho menos jerárquicos, como se ha comentado. Crear un vínculo con el animal es fundamental, y para ello es importante que el gato vea a su dueño como algo positivo y asimile su presencia a un estado agradable.

En muchos casos, aprovechando el sentido de la jerarquía que tienen los canes, para tener un perro educado y equilibrado basta con darle órdenes justas, coherentes y sencillas, pero a los gatos "hay que ganárselos".

Jugar regularmente con él, corregirle en el preciso instante que haga algo malo con órdenes claras y sin recurrir a la violencia es muy beneficioso. Los gatos también pueden responder bien al adiestramiento en positivo, aunque no suele ser tan fácil y efectivo como el el caso de los perros.

3. Acogerlo cuando es demasiado joven

Uno de los errores más comunes que se cometen al criar un gato es adoptarlo muy pronto, a veces casi nada más nacer, cuando lo ideal es hacerlo una vez se haya producido el destete del gatito de forma natural (a partir del mes de vida).

Aunque extremando los cuidados y proporcionándole una alimentación adecuada (venden leche especial para gatos lactantes) no debería haber grandes problemas, es beneficioso para la salud del animal estar con su madre en ese periodo, que además es la que mejor puede enseñarle los comportamientos típicos de su especie.

Por otra parte, no hay que olvidar la importancia del periodo de socialización de estos animales, que se da ente las dos y las siete semanas de vida del animal, en el que es conveniente presentarle los estímulos que va a conocer durante su vida para que luego no los reconozca como algo nuevo y peligroso.

Que un cachorro no haya acabado su periodo de vacunación no quiere decir que se deba convertir en un "gato burbuja" asilado del mundo, y que no se pueda invitar a personas o animales a casa mientras el gato que vive en ella sea un cachorro sin acabar de vacunar.

Eso sí, si vienen otros animales a la casa donde está el minino, es necesario asegurarse de que éstos no son agresivos, no están enfermos y están correctamente vacunados y desparasitados.

4. No vacunar ni desparasitar al gato

Otro error bastante común a la hora de cuidar un gato es no prestarle la atención sanitaria que necesita, al pensar que como no sale de casa y come casi exclusivamente pienso no puede contraer enfermedades ni albergar parásitos.

Aunque es cierto que al no tener acceso al exterior es más difícil que enferme, también lo es que esto no es del todo imposible, con lo que conviene prevenir estos problemas.

Obviamente el riesgo en gatos que viven en casa no es el mismo que en gatos con acceso al exterior y hay vacunas que no es necesario administrar en los primeros, por lo tanto es necesario acudir a un veterinario que deberá establecer un programa de vacunación para gatos específico para las características de vida de cada animal.

En cuanto a la desparasitación externa (frente a pulgas y garrapatas, sobre todo) y a la desparasitación interna (frente a gusanos intestinales), aunque se puede ser menos estricto que en el caso de los perros, conviene desparasitar internamente cada 3 meses y aplicar un producto repelente de pulgas y garrapatas, sobre todo en los meses de verano.

5. No valorar la posibilidad de la esterilizar al gato o gata

La época de reproducción de estos animales puede acarrear comportamientos poco cómodos para los dueños de los gatos, además de peligros para la salud de los mininos. Esta época se da en primavera-verano, en la que las gatas (poliéstricas estacionales) tienen celos de aproximadamente de una semana de duración, con descansos de una o dos semanas.

En los gatos que viven en el interior del hogar, esta época puede durar bastante más ya que, al ser la iluminación y la temperatura de la casa más o menos constante, es difícil para el organismo del animal detectar los cambios de estación.

En este periodo, muchos machos tienden a escaparse al detectar una gata en celo y pueden mostrarse agresivos con otros machos provocando a veces pelas que pueden tener consecuencias graves. Esto puede corregirse en parte castrando al animal.

En las gatas que tienen acceso al exterior de la casa, la esterilización es necesaria, de lo contrario su dueño podría encontrarse en poco tiempo con una descendencia tan numerosa como poco deseada.

Además, la esterilización puede prevenir enfermedades (como tumores de útero o de ovarios, por ejemplo) y ayudar a evitar problemas de comportamiento como el marcaje con orina.

6. No evitar la ingestión de bolas de pelo en los gatos

Generalmente, no se suelen cometer grandes errores en la alimentación de los gatos, pero uno de ellos es no aportar un producto para prevenir los problemas digestivos causados por tragar bolas de pelo.

Como se explica en nuestro pos sobre las bolas de pelos en gatos, los felinos son unos animales muy limpios que se acicalan con regularidad pudiendo ingerir bolas de pelo, y esto puede acabar causando vómitos y estreñimiento o diarrea.

Afortunadamente, existen productos disponibles en centros veterinarios y tiendas especializadas, a base de malta, que son muy útiles. Otra opción igualmente acertada y más cómoda es comprar un pienso específico para prevenir problemas causados por bolas de pelo.

7. El sobrepeso en gatos castrados

El otro error que se puede producir al criar un gato es no controlar su peso, sobretodo en animales esterilizados. Los animales castrados tienden a ganar peso por un tema hormonal con lo que se recomienda aportar un pienso bajo en calorías o uno específico para gatos esterilizados, que ya contempla este hecho en su composición.

De todos modos, aunque se utilice un pienso light, hay que medir la cantidad del mismo que se da al gato, siguiendo las indicaciones del fabricante, puesto que al tener menos calorías el animal comerá más pienso que si se diera uno normal con lo que seguirá engordando.

Si quieres saber más sobre el sobrepeso en gatos, te recomendamos leer nuestro post sobre obesidad en gatos.